“Cuando dejo ir lo que soy, me convierto en lo que puedo ser. Cuando dejo ir lo que tengo, recibo lo que necesito” Lao Tse
Al aferrarnos a cosas materiales, a las personas e incluso a viejos hábitos o patrones de comportamiento, estamos muriendo a la posibilidad del cambio y con ello a la aceptación de las circunstancias, lo que hace que se extinga la flexibilidad y que en muchas ocasiones no podamos trascender a lo realmente sustancial.
Confundimos huellas de amor con dependencia y subordinación, que pueden acarrear sufrimiento y dolor. Emociones tóxicas como el rencor o la animadversión, heridas antiguas o angustias, impiden dejar en el pasado momentos difíciles. Relaciones que fracasaron por el ego, los celos o la posesividad, pueden ser señales claras de que es tiempo de trabajar en el desapego.
El amor es la categoría más alta de lo universal, la suprema recompensa y por ello es necesario recurrir a él para permitirnos avanzar hacia la recuperación de la libertad, muchas veces subyugada por los apegos. Cuando priman el cariño y el afecto estamos contribuyendo a sanar todo aquello que obstaculiza nuestra armonía y esto facilita el regreso al centro, al corazón, a lo esencial, lo cual derrumba los paradigmas y las necesidades que parten de ilusiones y quimeras.
Desde el desapego recuperamos nuestro derecho a soñar, a canjear lo que identificamos como perjuicios o quebrantos, por beneficios y provecho. Es entonces cuando nos hacemos conscientes de la importancia de vivir serenamente, en presente y sin más expectativas que experimentar el gozo y la bienaventuranza con cada situación para dejar ondas de posibilidades infinitas y crear así nuevas realidades que nos dirijan a intenciones íntegras que contribuyan al encuentro con lo verdadero, soportando incluso la incertidumbre.
El desapego nos permite avanzar sin mucho equipaje, sin pesos innecesarios, sin excesos, para proyectarnos y fluir en la construcción de los mejores proyectos, lo cual implica compartir momentos, esfuerzos y dedicación que habrán de edificar ideales, aspiraciones o anhelos para volver al significado profundo de las cosas. Soltar, paradójicamente nos lleva a recibir de nuevo pero siendo conscientes de que lo que nos llega puede ser efímero y tal vez sea apenas la excusa perfecta para dejar atrás el temor, el dolor, la culpa, el resentimiento o las frustraciones.
Que el vivir sin apegos nos permita volver a elegir lo fundamental para re-conocernos…
Alejandro Posada Beuth