UN PRISMA
“Cada persona es un prisma único, reflejando su luz y belleza al mundo” Maya Angelou
Resulta fascinante convertir un rayo de luz en un arco iris, todo un espectro que surge de mezclar luces y sombras, como ocurre cada día que pasa. Cuando nosotros somos el prisma, el haz de luz se descompone hasta permitirnos descubrir todos los matices que dibujan la magia de los momentos.
Si estamos llenos de alegría, satisfacción, gozo, entusiasmo y placer, ese prisma genera ecos de ecos que hacen que la vida sea amable y serena, para que prevalezca así el modo positivo de ver las cosas. Es cuando se asoma una gama infinita de posibilidades y nos involucramos con satisfacción y empeño ante los retos que nos propone cada día, para avanzar hacia un desarrollo mayor de la conciencia y saborear las mieles del éxito.
Podemos percibir el mundo con fascinación e interpretarlo a través del filtro del ser que hemos llegado a ser a través de nuestra propia historia y moldear de esta manera las interpretaciones de lo que va sucediendo. Los claroscuros que experimentamos, la lupa con que observamos, los intereses que nos guían, van a ser los que finalmente nos conduzcan a cumplir con las expectativas planteadas. En esta metáfora está inscrita la forma en que vemos y comprendemos el mundo y de ello depende también la relación con nuestro entorno.
En medio de creencias, principios y recelos, podemos crear un universo repleto de situaciones que van a propiciar una visión selectiva para encontrar la forma en que queremos proyectarnos. Por eso resulta fundamental elevar vibraciones y buscar significados en lo profundo, para que salgan a flote los mejores análisis que nos permitan contagiar optimismo y crear un estado de bienestar integral en el que cada uno de nosotros pueda reconocer sus habilidades y debilidades de manera objetiva. Es entonces cuando el prisma con el que contemplamos, nos invita a ver el horizonte atreviéndonos a cuestionar para construir, a desafiar para obtener logros mayores, a dejar de suponer para concretar, a expandir panoramas para tener perspectivas ampliadas que nos lleven a complementar la nuestra, a comprender que más allá de nuestras convicciones otros pueden ofrecernos también sus aportes, a cultivar la abundancia para no frenar lo que viene en camino, a esperar con paciencia porque las promesas están por tocar a la puerta.
Que a partir de ahora, ese prisma con el que miramos la realidad, consulte con nuestro corazón para apreciar verdaderamente nuestra esencia y la de quienes nos rodean…
Alejandro Posada Beuth