En nuestro viaje por la Sintergética, nos adentramos en un mundo fascinante donde la geometría y la energía se entrelazan para revelar profundas conexiones entre la vida y la materia. En la fisiosfera, el mundo de la materia se expande, mientras que en el mundo de la vida, observamos una contracción aparente hacia órdenes más complejos y perfectos.
Esta aparente dicotomía entre expansión y contracción, plantea interrogantes existenciales profundos.
¿Cómo podemos integrar mente y cuerpo? ¿Cómo reconstruir el puente entre el cuerpo y la Tierra, entre la Tierra y el universo? Estas preguntas nos llevan al corazón del caos, donde el desorden puede ser reversible según nos enseñó el Nobel belga Ilya Prigogine.
En el espacio de mutación, que podríamos llamar la matriz de un orden nuevo, encontramos semillas ordenantes, similares a las que gestan el cuerpo humano. Aquí es donde los símbolos y algoritmos de la Sintergética cobran vida, revelando los patrones que estructuran nuestra existencia desde lo macro a lo micro.
En la búsqueda de comprender la complejidad del ser humano y su interacción con el universo, nos sumergimos en un mundo de símbolos que actúan como una síntesis geométrica de nuestras coordenadas físicas y energéticas. Estos símbolos no solo representan patrones visibles, sino que también encapsulan algoritmos y fórmulas que delinean nuestro sistema vital.
Uno de los esquemas esenciales que revela esta exploración es el símbolo del tres.
Estos representan los segmentos esenciales para la vida, funcionando como antenas que captan, distribuyen y metabolizan información vital.
Desde los segmentos esenciales del ser humano —cabeza, tórax y abdomen— hasta estructuras más diminutas como las células y las moléculas, encontramos una repetición del “Tres” que asegura la integridad funcional desde lo macro hasta lo micro. Cada segmento funciona como una antena, captando, distribuyendo y metabolizando información y energía vital, reflejando así una profunda conexión entre el cuerpo físico y la red energética que lo sustenta.
Esta conexión se refleja también en las leyes fundamentales del universo, como la ley de acción y reacción, que sugiere una relación entre el orden y el desorden. Este principio se manifiesta en tres propiedades fundamentales del alma humana: voluntad, amor e inteligencia, que se traducen energéticamente en formas como la electricidad, el magnetismo y la energía reticular.
Desde una perspectiva más amplia, estos principios se encuentran en diversas cosmovisiones, desde las figuras de padre, hijo y madre hasta conceptos como el cerebro triuno: el cerebro reptil, el cerebro mamífero y el cerebro humano.
Sin embargo, más allá de las teorías, estos conceptos tienen aplicaciones prácticas tangibles en la terapéutica y el bienestar humano.
Nos invitan a explorar la geometría perfecta que subyace en los sólidos platónicos, abriendo nuevas vías para la comprensión y la promoción de la salud y la prevención de enfermedades, mediante la aplicación de la cromoterapia, laserterapia, imanes y filtros.
El estudio del símbolo humano en Sintergética no solo enriquece nuestro entendimiento de la física y la fisiología, sino que también nos conecta con un orden superior que permea tanto el cosmos como nuestra propia existencia. Es un viaje continuo hacia la integración del cuerpo, la mente y el espíritu en armonía con el universo en evolución constante.
Dr. Jorge Carvajal