Territorios terapéuticos
La Sintergética pretende encontrar las interfases de la integración, para que la diversidad sea nuestra riqueza, para que pongamos a disposición de todos lo mejor del arte terapéutico del mundo.
La Sintergética no niega la ciencia; sostiene que la visión científica es una herramienta valiosa, pero no la única para comprender la vida. No niega la objetividad, pero afirma que sin el infinito campo de la subjetividad relacional ninguna terapéutica tendría pleno su sentido.
El territorio emergente en la nueva cultura es uno de síntesis
Alrededor de un 70% de las enfermedades crónicas en el mundo de hoy tienen una estrecha relación con estilos de vida inadecuados, generalmente debidos a la ignorancia de nuestras necesidades y potencialidades como seres humanos. La ignorancia de lo que somos, expresadas como creencias y prácticas nocivas para la salud, están en la raíz de muchos problemas de salud.
La enfermedad no es incompatible con la salud. Esta no es un estado de perfección en ningún campo, sino un proceso dinámico y relativo que revela un grado de integridad – conectividad armónica – que se traduce en la capacidad de relacionarse armónicamente consigo mismo y con el mundo. Toda práctica de salud atañe la promoción de diferentes estados de conciencia en el campo de la energía concebida en sus niveles físico, emocional, mental y espiritual.
La salud es un proceso cultural, relacional, participativo, no sólo relacionado con la herencia y el medio ambiente, sino con nuestro estilo de vida, actitudes y creencias. Sin la participación consciente y activa, que permita a cada quien responsabilizarse de su propia salud, sólo podremos quedar en el nivel de supervivencia combatiendo la muerte y la enfermedad, pero no podremos desarrollar el proceso de promover salud.
El territorio emergente en la nueva cultura es uno de síntesis, uno de conciencia. Sin desconocer las particularidades que enriquecen los diferentes sistemas médicos,
podemos encontrar los hilos conductores de sus interfases para tender el puente entre los diferentes sistemas de salud, que se reconocen así más entretejidos, más vigentes socialmente y más participativos.
Por lo tanto, una transformación de nuestra visión del mundo, es decir de la manera como el hombre se mira a sí mismo en el Universo, puede ser un poderoso agente promotor de la salud. Esto implica que la salud concierne todos los campos del qué hacer humano, y no se puede pretender la salud humana en un contexto de explotación del hombre y la naturaleza.
Promover la salud implica favorecer el desarrollo equilibrado de lo mejor del potencial humano, para que este pueda revelarse en el servicio a la humanidad y la conciencia de la tierra. Es permitir al músico su música y al científico su ciencia. Es reconocer tanto valor en la actitud del místico como la del político y saber que cada quien es una nota esencial al concierto de la humanidad. Un agente de salud no cambia a nadie, pero aporta los elementos para que cada quien pueda dar, en su contexto sociocultural, lo mejor de sí mismo..
Además de causas las enfermedades tienen propósitos; más que catástrofes pueden ser vislumbradas como oportunidades para aprender, para crecer, para ser.
Dr. Jorge Carvajal Posada