“Mantra” es una palabra de etimología sánscrita, que se puede traducir como “fórmula de sonido que protege cuando se emite rítmicamente”.
Los mantras son sonidos emitidos mediante la voz del propio individuo. El instrumento a través del cual se emite el sonido son cuerdas vocales, la cavidad oral, la lengua y los senos paranasales.
Hoy en día, desde la perspectiva terapéutica, se acepta ampliamente el beneficio de la sonoterapia y musicoterapia en la prevención y el tratamiento de diversas enfermedades físicas y psicoemocionales. Investigadores como Tomatis, o Don Campbell (“el efecto Mozart”), así lo han demostrado.
Menos conocido es el uso terapéutico de los mantras en nuestro medio, ya que se encuentra asociado a algunas tradiciones religiosas orientales (Hinduismo y Budismo). Helena P. Blavastky, en la gran obra “La Doctrina Secreta”, afirma que la cuna de la humanidad fue en la región Himaláyica y Transhimaláyica, por lo que es lógico que los sonidos -semilla unisilábicos sánscritos, que son la base de las lenguas indoeuropeas, estén integrados en nuestro lenguaje habitual. Por ejemplo, el sonido “m”, “ma”, asociado a palabras como “madre”,” mother”, “mutter” , “pachamama”, es el sonido-semilla sánscrito para la energía de la madre, la tierra.
El potencial de estos sonidos – semilla es inimaginable.
Según Blavatsky, civilizaciones antiguas como la Atlante, conocían este poder del sonido, mediante el cual eran capaces de crear, preservar, reconstruir, reproducir y destruir. Quizás por este último aspecto, es decir, por el mal uso del sonido y los mantras, fue que este conocimiento fue velado a la humanidad, hasta que fuera de nuevo merecedora de usarlo adecuadamente, es decir, en beneficio de todos, no de unos pocos. Los mantras, además, están relacionados con un aspecto numerológico, de color y de forma. De esta manera, la mántrica trasciende el aspecto místico – religioso, para convertirse en un método científico con efectos terapéuticos. Los mantras tienen un efecto sobre la mente y, por ende, sobre el cuerpo emocional y físico.
Lo más importante en la mántrica es la vibración del sonido, más que el significado del mantra.
Cada vibración establece una nota musical, un símbolo, un número y un color diferentes, que además cambian según la entonación, propósito, ritmo de aquel que lo pronuncia. Los mantras, cuando se pronuncian con la conciencia y el enfoque adecuados, producen una purificación interior y exterior evidentes. La mántrica debería de ser, de entrada, una disciplina para la autotransformación. No podemos pensar en transformar y ayudar a otros, si no lo hemos hecho antes con nosotros mismos.
El mantra puede ser pronunciado sonoramente, para la purificación del medio ambiente, o en silencio, para la purificación propia. Los mantras, cuando son pronunciados en grupo, son muchísimo más poderosos que cuando se cantan individualmente.
Los mantras se pueden cantar en relación a los centros de energía o Chakras, descritos en la tradición Védica y tibetana. Los mantras más poderosos son los sonidos – semilla. Éstos son unisilábicos y contienen, como las semillas, toda la información del árbol. El mantra OM/AUM es el mejor para empezar a practicar, y se puede cantar 3,5,7 veces, visualizando como el sonido asciende desde el 1er centro (Muladhara), hasta el 7º centro (Sahasrara) y más allá de la cabeza.
Siendo constantes, regulares y consistentes en llevar a cabo este ejercicio, durante 12 minutos, cada mañana y tarde, experimentaremos como nuestra vida cotidiana, nuestro trabajo y nuestras relaciones con nosotros y con los otros evolucionan a mejor.
Dr. Miquel Samarra Stehle