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Una aproximación a la Sintergética

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La Sintergética y la nueva concepción de la salud como expresión de la consciencia

La vida no está constituida sólo por el sustrato de interacciones orgánicas que denominamos biosfera. Podemos reconocer también los procesos vitales como:

Un cuerpo físico de manifestación, o unidad de soporte y composición que denominamos fisiosfera, regido por las leyes de la termodinámica clásica, en las que la segunda ley o ley de la entropía explica y rige los procesos de envejecimiento y muerte del cuerpo físico. Este nivel constituye algo así como la inteligencia del sistema, definida por su capacidad de adaptación al entorno. Sujeto en el tiempo a las leyes de causalidad, el cuerpo de manifestación representa una condensación del pasado del sistema y define aquella herencia que los sistemas vivos derivan de su pasado evolutivo, proceso que podemos reconocer en la filogénesis.

Un segundo nivel que se comporta como un campo organizador subyacente a la materia, y actúa como un molde flexible, constituido por energía expresada en patrones vibracionales que establecen las pautas organizativas del sistema. Contiene el plan o voluntad del sistema, que define además su propósito o finalidad.

Y un tercer nivel que representa un puente entre los dos anteriores, vinculándolos en un proceso, de tal manera que la unidad de soporte o cuerpo físico –la inteligencia operativa del sistema– y la unidad vibracional organizativa –el plan del sistema– interactúan y se completan o complementan a través de un proceso relacional cuyo resultado es el aprendizaje.

Podemos entonces asimilar un nivel a la materia, un segundo nivel a la energía y un tercero a la información. Estos niveles, como todos los territorios terapéuticos, pueden ser concebidos en términos de consciencia, lo cual implica que en una perspectiva de síntesis o Sintergética todos los niveles de los seres vivos son variedades vibracionales de un solo campo unificado: el de la consciencia.

Así, podríamos crear un modelo operativo definiendo los diferentes territorios terapéuticos, en términos de consciencia:

La consciencia congelada en la materia y regida por las leyes de la termodinámica clásica, tal como es estudiada por la medicina occidental.
La consciencia en movimiento, tal como se expresa en las diferentes manifestaciones de la energía vital ampliamente desarrollada por la medicina tradicional china.
La consciencia expresada en la información.

Además de materia y energía, los procesos de la vida involucran información y conciencia. Para comprenderlo mejor asumamos que materia, energía e información, están inmersos en un campo de conciencia que, en sí mismo, no es más que un campo de relaciones. Así, todo cuanto existe, ya sea materia, energía o información, es expresión de un campo relacional, y por tanto cada cosa es un patrón de relaciones, y no una cosa como creíamos.

Muchas alteraciones de la salud son producto de modificaciones en los campos relacionales de las emociones, del pensamiento, del carácter y la personalidad en la que ambos se integran; a su vez éstos también son reflejos del discurrir del espíritu y las fricciones que este proceso desencadena sobre la persona o personalidad.

La primera consecuencia de lo anterior es que la salud es un hecho relacional, no sólo individual, no sólo biológico, no sólo un estado: la salud como tal es un proceso dinámico que expresa la calidad de las relaciones con nosotros mismos, nuestra cultura y nuestro entorno planetario. Todo ello atañe a la conciencia.

Si volvemos a mirar los territorios que originan nuestros niveles de salud, ya no podremos verlos como separados porque son interdependientes y complementarios. Cada nivel es necesario, el único error es desintegrarlos o mirarlos como sistemas separados.

La bioenergética pretende encontrar las interfases de la integración, para que la diversidad sea nuestra riqueza, para que pongamos a disposición de todos lo mejor del arte terapéutico del mundo. La Sintergética no niega la ciencia: sostiene que la visión científica es una herramienta valiosa pero sólo una de tantas para comprender la vida. No niega la objetividad, pero afirma que sin el infinito campo de la subjetividad relacional ninguna terapéutica tendría pleno su sentido.

Para la Sintergética es tan importante la cadena de causalidad que está en el origen de la enfermedad, como su propósito o finalidad. Esta visión significa que la enfermedad puede representar también un proceso de aprendizaje psicobiológico del que con frecuencia salimos fortalecidos. Más que una catástrofe para combatir la enfermedad, puede ser una lección para aprender.

El territorio emergente en la nueva cultura es uno de síntesis, uno de conciencia: sin desconocer las particularidades que enriquecen los diferentes sistemas médicos, podemos encontrar los hilos conductores de sus interfases para tender el puente entre los diferentes sistemas de salud que se reconocen así más entretejidos, más vigentes socialmente y más participativos.

Dr. Jorge Carvajal Posada

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