Artículos

La Morada Interior: Un vínculo entre personalidad y alma

Escrito por

Imagina que heredas una casa. Llegas, empujas la puerta y empiezas a recorrer el lugar para descubrir muchas habitaciones, algunas llenas y otras vacías, probablemente llenas de objetos que ya son viejos o que no usarías porque no les ves utilidad, algunos te llamarán la atención, aunque no sepas para qué se utilizan, y otros que con una limpieza pueden ser excelentes para tu nuevo hogar.

Ahora es tu casa, tienes la opción de decidir qué quieres guardar y qué no, poner más luz donde la veas oscura para poder ver y remodelar aquellas partes que no te gusten. El proceso será gradual y depende enteramente de ti, de tus decisiones.

El interior del ser humano es como esa casa, producto de la combinación entre nuestra personalidad (formada por el temperamento, componente genético, y el carácter que desarrollamos en el mundo)  y la conexión que establezcamos con esa guía que es nuestra alma, para habitar este cuerpo en este espacio tiempo que llamamos vida.

En ocasiones podemos sentir que algo va mal, que nuestra casa no funciona bien, o que hay partes que no nos gustan. Se nos puede ocurrir pintarla, sin mirar si lo que va mal proviene de humedad en las paredes, de grietas o de alguna basura que se quedó escondida, pero por más capas de pintura que pongamos, no se va a solucionar el problema si el origen es profundo. De la misma manera, no podemos buscar solución a nuestros problemas en el exterior, porque son sólo un reflejo de lo que sucede en nuestro interior.

Nos enseña la sabiduría perenne: como es adentro, es afuera.

Conocer nuestros defectos, aprender a escudriñar en el interior para encontrar el origen de nuestras emociones y aprender a manejarlas, es el proceso que necesitamos seguir para habitar en esa “casa interior”, y poco a poco, llevar luz a los lugares más oscuros de nuestra personalidad. Puede que nos cueste trabajo, pues el interior es un laberinto lleno de espacios escondidos, memorias que se guardaron sin que nos diéramos cuenta, que pueden hacer que nuestra vida presente esté llena de dificultades que no sabemos cómo resolver.

¿Cómo se construye esa casa? Desde el instante en que somos concebidos, las células que van formando nuestro cuerpo empiezan a guardar memorias de las que no somos conscientes, muchas de ellas incluso vienen en la información de nuestro ADN. A medida que crecemos en el vientre de nuestra madre, en el cuál nos sentimos totalmente unidos sin poder diferenciar lo que somos sin ella, sus vivencias, sus emociones, sus pensamientos van dejando una huella en lo profundo de nuestro inconsciente que puede ser positiva o negativa.

Hay una parte de la casa que probablemente no podremos cambiar, como no somos capaces de cambiar el pasado, pero sí estamos en capacidad de transformar nuestra forma de mirarlo. Remodelar y limpiar la casa depende enteramente de nosotros, desechando los patrones emocionales y mentales que están obsoletos o que no nos sirven en el presente, para poder habitarla de la mejor manera posible y poco a poco, a punta de consciencia, lograr que se ilumine. 

Trabajar nuestra personalidad para ser cada día mejores seres humanos, sin duda no sólo hará que ”la casa” cambie, sino también que aportemos cosas buenas a nuestro entorno, a este mundo en el que vivimos llamado Planeta Tierra.

Nuestra consciencia es la herramienta mágica para “remodelar” y hacer que nuestros descendientes hereden una casa más habitable, iluminada y con menos patrones inútiles o dañinos, y que a su vez puedan transformarla para las generaciones siguientes. 

El trabajo empieza hoy, aquí, y es de cada uno de nosotros.

Marcela Salazar

¡Comparte a tus amigos!

Artículos del autor

Agenda AIS

Eventos y formaciones

Consulta todas nuestras actividades. ¡Forma parte!

¿Te resulto interesante?

Se parte de la comunidad

Ir al contenido