La Medicina Ambiental va a ser en el siglo XXI lo que representó la microbiología y la lucha contra las enfermedades infectocontagiosas para el siglo XX. No es un deseo, es lo que creo firmemente. Y quien va a provocar este cambio –ya estamos en ello–, no será tanto la propia medicina –aunque hay numerosos grupos que trabajan en este campo y empiezan a trasladarlo a la práctica clínica-, como lo es la conciencia medioambiental de los ciudadanos y de sus grupos organizados.
La higiene es el conjunto de conocimientos y técnicas que aplicamos para el control de los diferentes factores que ejercen o pueden ejercer efectos nocivos sobre nuestra salud, y en la actualidad estos factores también pueden ser de naturaleza electromagnética. ¿Pero sabemos qué podemos hacer cada uno de nosotros para mejorar la calidad del ambiente electromagnético en nuestras viviendas sin ser un experto?
Pues bien, hay una serie de observaciones que podemos incorporar en nuestras rutinas y que nos van a ayudar a minimizar la exposición a los campos electromagnéticos más habituales a los que podemos estar expuestos en nuestro hogar, y especialmente en nuestros dormitorios, donde este factor puede tener mayor incidencia en nuestra salud y calidad de vida.
En la práctica vengo observando que la mayoría de las veces cuando hablamos de contaminación electromagnética casi todo el mundo tiene en la cabeza el router WiFi y los diferentes dispositivos asociados a esta tecnología inalámbrica. En este artículo veremos qué debemos saber y qué podemos hacer por nosotros mismos ante los potenciales riesgos de una exposición elevada a la contaminación electromagnética generada por el uso de esta tecnología tan extendida en nuestros hogares y lugares de trabajo a día de hoy.
Al contrario de lo que solemos creer, el router WiFi no suele generar las emisiones más potentes que normalmente encontramos en una vivienda, pero cuidado, a poca distancia del lugar donde trabajamos y especialmente en el que dormimos, puede tener la misma influencia en el ambiente que el provocado por una antena de telefonía móvil instalada frente a nuestra vivienda, es más, puede llegar a equipararse a una conversación por teléfono móvil, sin olvidar que si estamos expuestos durante toda la noche se tratará de una conversación de entre seis y ocho horas diarias, y además durante el momento biológico más susceptible a la exposición a un campo electromagnético artificial, que siempre será durante el periodo de sueño.
QUÉ DEBEMOS SABER
El routher WiFi debería apagarse todas las noches, pero además, durante el tiempo que lo tenemos encendido es importante poner distancia. Cuantas veces podemos encontrar trabajando en la misma mesa al router y a su dueño, con una conexión inalámbrica de solo 30 centímetros. Una distancia adecuada debería superar los cuatro metros entre el router y nosotros. A esa distancia los niveles de emisión nunca podrán superar los valores recomendados como seguros por referentes científicos más exigentes, como los descritos por el equipo del Bioinitiative Report, del panel científico de Seletum, o las recomendaciones de la conferencia internacional de Salzburgo (0,1 microwatios/cm2).
Además, si trabajamos cerca del router podemos apagar la función WiFi y conectarnos mediante un cable de red (cero emisiones). Y si precisamos temporalmente utilizar un dispositivo que solo puede conectarse inalámbricamente como es el caso de una tablet, podemos activar momentáneamente el router WiFi y desconectarlo cuando ya no sea necesario, de esta manera reducimos los niveles de exposición a unas pocas horas a la semana, mientras que con el uso convencional que se suele hacer del router WiFi la emisión es de veinticuatro horas del día. Sin olvidar que habitualmente el router no se apaga jamás, y claro, hasta que lo cambiemos por el siguiente modelo estará encendido durante años. Es importante saber que las diferentes respuestas biológicas por exposición al campo generado por un router WiFi u otras fuentes de contaminación electromagnética no solo dependen de la potencia o la intensidad de emisión de la fuente, también es importante el tiempo acumulado de exposición, sobre todo durante los periodos más sensibles del día, durante el sueño.
Y es que igual que sucede con la calidad de los alimentos que por su naturaleza pueden llevarnos a desarrollar, por ejemplo, una hipercolesterolemia, sabemos que esta enfermedad no vendrá solo por haber ingerido una gran cantidad de grasas saturadas unas pocas veces al año, sino más bien de la ingestión regular de estas grasas incorporadas en nuestra dieta casi a diario y durante muchos años. Así es como suele incidir en nuestra salud la exposición cotidiana a elevados niveles de contaminación electromagnética, igual que si de un mal hábito nutricional se tratara. De ahí la necesidad de mantener una buena higiene en el uso diario de dispositivos e instalaciones que generan campos electromagnéticos artificiales en nuestro entorno.
Otra consideración importante en el buen uso de la tecnología WiFi también implica los diferentes dispositivos conectados al router. Pues bien, nos será muy útil conocer que las emisiones de los aparatos que conectamos a una red WiFi solo actúan en el momento de introducir una búsqueda en el navegador de internet y solo durante el tiempo de descarga de la página seleccionada, consecuentemente el tiempo de emisión del dispositivo (ordenador, tablet, smartphone, etc.) siempre será muy reducido en comparación con el router que siempre está emitiendo con objeto de mantener la red disponible y localizable para cualquier dispositivo. Además, normalmente un ordenador de mesa o un portátil, por el modo en el que solemos utilizarlos suelen encontrarse lo suficientemente alejados de las personas que lo están utilizando como para no superar los valores establecidos como seguros por los referentes científicos anteriormente mencionados. Lo más importante es evitar siempre las emisiones del router, y para ello aplicaremos distancia o cable de red.
En cuanto al uso de tablets y smartphones, que no pueden conectarse a internet mediante cable de red, pues solo disponen de conexión inalámbrica vía red móvil o vía WiFi, en relación a su conexión vía WiFi y si trabajamos mucho con estos dispositivos mejor sería colocarlos sobre una mesa y no llevarlos pegados directamente al cuerpo, pues observamos que por la ergonomía del uso de estos dispositivos normalmente solemos manejarlos cerca de órganos sensibles a las emisiones que generan, y por la misma razón no olvidemos prestar especial atención a las mujeres embarazadas. Y es que a día de hoy existen suficientes estudios sobre las influencias nocivas de la exposición a las radiofrecuencias en la banda de microondas (WiFi, teléfonos móviles, teléfonos inalámbricos) durante el periodo de gestación y el desarrollo de diferentes patologías durante el embarazo y posteriormente durante el desarrollo del niño en la infancia y la preadolescencia.
Existen prendas en forma de fajas, bandas abdominales o mantas, que incorporan tejidos de blindaje especialmente pensadas para cubrir el vientre de la madre durante el tiempo de embarazo y así proteger al futuro bebé. Si no podemos prescindir del uso de los dispositivos inalámbricos por nuestras necesidades laborales siempre podemos utilizar una prenda de blindaje como protección y prevención.
Y en el caso de los lugares más sensibles, como pueden ser los colegios donde en la actualidad los niños requieren acceso a internet para su educación, es de suma importancia proveer a los alumnos de dispositivos adecuados para realizar sus tareas y acceder a internet. Es muy importante que los ordenadores de acceso a las tareas y a la red dispongan de conexión por cable, minimizando al máximo la exposición de los niños a cualquier fuente de radiación electromagnética en aplicación del principio de precaución para un grupo de población extremadamente sensible por el estadio de desarrollo en el que se encuentra.
Sería un gran avance orientar a los padres y profesores para que puedan educar a sus hijos y alumnos en el conocimiento de estos nuevos factores de riesgo, incorporándolos sencillamente a otros hábitos saludables de vida como son la higiene personal, el ejercicio físico o la nutrición saludable y equilibrada.
RECORDEMOS
El router WiFi y los dispositivos que interactúan con él, como los ordenadores, tablets o smartphones, pueden formar parte de nuestro entorno siempre que los utilicemos adecuadamente, por lo que recordamos que siempre tendremos en cuenta la conexión por cable de red en primer lugar, aplicaremos distancias adecuadas de más de cuatro metros al router, desconectaremos los dispositivos durante la noche y los periodos en los que no necesitamos estar conectados, igual que apagamos el ordenador o la televisión cuando no se están utilizando. Reduciremos los tiempos de exposición directa al uso de los diferentes dispositivos inalámbricos conectados mediante la red WiFi de nuestro entorno. Si usamos una tablet en vez de un ordenador de mesa para trabajar varias horas al día, mejor disponer la tablet sobre una mesa, y mejor aún con un teclado conectado por cable desde el micro USB evitando conectarlo inalámbricamente mediante bluethooth. Y en los casos más sensibles, como es el de los niños en la escuela o durante los periodos de gestación, evitaremos la exposición inalámbrica a los dispositivos WiFi mediante conexiones por cable de red en las escuelas, y durante el embarazo utilizaremos la protección mediante tejidos de blindaje como el que incorporan las mantas para la protección del bebé.
Fuente: revista Vivo Sano