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Es un latir ancestral. Viene en el genoma humano: el movimiento, el caminar, la trashumancia, el “caravanear”. Partió hace miles de años, cuando nuestros antepasados partieron desde África buscando nuevos rumbos.
Es una conquista del reino animal, que aprendió que debía dejar raíces para explorar, para aprender, y se generó el cerebro como gran órgano de predicción del movimiento entre otras habilidades. La Vida Caravanea. Y el servicio de la curación, de la sanación, del cuidado a los enfermos ha estado en la estrategia del arte de sanar desde los inicios.
Lo hemos admirado en la sabia medicina china que ya habla en el Nei-Ying o Canon de la Medicina China 2.600 A.C, de la propuesta de los médicos itinerantes. Y en la dinastía Tang el año 625 D.C se hace una descripción detallada de los llamados médicos descalzos, con funciones médicas múltiples, con fuerte acento en la prevención y educación. Y en los territorios americanos, desde la cultura Tiwanaku, emergiendo desde el mítico y místico lago Titicaca emerge esplendorosa la tradición de los Kallawayas, médicos que recorren esta Américas llevado su sabiduría sanadora herbolaria, chamánica. Recorren toda nuestra América, con registros de su presencia hasta en Panamá en la construcción del Canal allá en 1900, asistiendo a los múltiples enfermos de malaria.
No es nuevo. Solo nos sumamos a este pulsar, nos dejamos permear por esta onda milenaria que nos hace salir de nuestros recintos en que a veces nos parapetamos, para salir a la necesidad humana, recorriendo zonas apartadas, rurales, de dificil acceso, no solo geográficos, sino por acceso socio económico que se esconde también en nuestras grandes ciudades.
Como movimiento de cosmovisión medica que somos como Sintergética, ya hubo una presencia caravanera en el Chocó; Colombia, por allá por 1990. Y ya formalmente como movimiento estructurado y de amplia convocatoria se inicia en Chile, en la zona de Chiloé en la primavera del 2006. Y desde allí no hemos parado, hemos sido arrasados por la fuerza propia de la Caravana, que todos los años nos ha hecho recorrer nuestra América (Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, México), que ha saltado a Europa (Portugal, España), y al África, regresando al inicio (Etiopia).
Cientos de caravaneros voluntarios auto convocados y financiados por ellos mismos, y miles de seres humanos tocados por esta fuerza amorosa del servicio y del amor en movimiento. Este 2017, la Caravana despliega sus alas y su hálito sobre las tierras ancestrales del mundo maya, recorriendo territorios que hoy son conocidos como México y Guatemala.
A dar y a recibir, a recoger todo el mundo maravilloso que se guarda en esas zonas, y reverenciados y humildes, seguir moldeándonos por estos procesos mutuos de contacto y transformación. Esta serpiente Kundalini de servicio, que nos usa como agentes o antenas vivas de reparación, transformación y transmutación. Alquimia viva. A eso te invitamos, a participar en este encuentro que, a través de encontrar a otros, te hace encontrarte contigo mismo. La Vida es una Caravana.
Claudio Méndez Briers
Santiago de Chile, 7 de octubre, 2016
Vicepresidente de la Asociación Internacional de Sintergética.
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