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Desde la Asociación VíaManos se organizó un viaje para los primeros días de agosto a diversos lugares de Navarra. Era un viaje grupal, de miembros de la asociación y amigos cercanos. Se trataba de encontrarnos, divertirnos y disfrutar juntos y sobre todo de conectar con la esencia y el sentido de aquello para lo cual trabajamos en la asociación: el servicio a los demás y la contribución a lograr mejorar en la medida de lo posible este mundo en el que vivimos.
Una de las paradas cruciales en nuestro viaje fue el Centro de Armonización de Irati, donde pudimos descubrir toda la fuerza y energía que despliega este lugar situado en Lumbier en la finca Bordablanca de la Asociación sociolaboral Josenea, junto a los cultivos ecológicos de decenas de plantas medicinales.
Los más de 70 visitantes fuimos llegando, y a medida que íbamos acercándonos al lugar, el imponente monolito invitaba a aproximarse más y más. Rápidamente nos vimos impelidos a recorrer los círculos concéntricos que rodean la gran piedra central. Al principio la mayoría lo hacíamos, sin saber por qué, en sentido contrario a las agujas del reloj, aunque a medida que se fueron incorporando más y más personas en el circuito, unos circulaban en un sentido mientras que otros lo hacían en sentido contrario.
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La sensación era intensa, vívida, agradable y fortalecedora. A medida que se recorrían los círculos concéntricos surgía una necesidad espontánea de saltar sucesivamente a los círculos cada vez más estrechos y más cercanos al monolito central. Era como saltar o superar fases o estadíos. Una fuerza intensa atraía a cuantos estábamos allí hasta el centro mismo. Y una vez allí, la más intensa y placentera de las sensaciones al abrazar la piedra. La conexión con la tierra misma, con la roca, con la esencia del lugar que más tarde Txus Cía nos contaría que se encuentra concentrada precisamente allí.
El lugar se convirtió rápidamente en un lugar de profunda meditación y conexión con lo trascendente. Algunos compañeros estaban de pié o sentados en profundo silencio y quietud, tratando de captar toda la energía y la fuerza el lugar. Otros se quedaron sobre los propios símbolos representados en las cuatro esquinas: el Sry Yantra, el Triskel celta, la Flor de la vida y el Tao. Otros paseaban, observaban, recorrían los círculos concéntricos una y otra vez, también en actitud meditativa.
La sensación de recorrer el lugar con los pies descalzos resultaba increíble. Aportaba una gran energía y una sensación de solidez y de unión con la tierra, la verdad, difícil de describir. El sentimiento de bienestar y de vitalidad se incrementaba enormemente. Un placer para los sentidos y para el sentido….
Tuvimos tiempo de recrearnos, parar, meditar, compartir, comentar, recorrer con calma el lugar una y otra vez, y de abrazar y volver a abrazar la piedra. Algo empujaba a todos a volver al centro, a tocar y apoyarnos en el monolito una y otra vez. En algunos momentos la gran piedra estaba literalmente cubierta por tantas personas como podían apoyarse en ella. Era como un gran abrazo grupal con la madre.
Después de experimentar las sensaciones, la fuerza, la vida que impregna ese lugar, pudimos entender el porqué de lo que sentíamos y de lo que estábamos viviendo allí. Txus Cía nos comentó los detalles de como había sido construido el lugar. Con el máximo cuidado, la piedra principal elegida cuidadosamente. Y en la base la energía y la información de la vida y la naturaleza propia del lugar: plantas, minerales, y sobre todo la energía amorosa, la voluntad de bien para todas las personas y para todo el planeta… Todo ello delicadamente recogido, tratado según indicaciones muy precisas, reverenciado y guardado posteriormente de forma que haga las veces de antena “repetidora” y constituya un punto de transmisión de paz, amor y bienestar para todos.
Aún así, la visita no podía terminar todavía en este punto. Habíamos llegado en grupo, como una unidad y con intención de ofrecer además de recibir. Así que dimos lo que podíamos y supimos dar. La voz de Araitz y la guitarra de Unai, nos deleitaron con dos maravillosas canciones llenas de sentido y emoción.
Y llegó el momento del gesto grupal. Para ello Ion con las notas del txistu (como no podía ser de otra manera al encontrarnos en tierras navarras) nos acompañó en una danza que todo el grupo aprendió para “ofrecer” al lugar. Todos dispuestos llenando los círculos concéntricos. Todos tomados de las manos, unidos, todos unos mismos ritmos. Bailando hacia la derecha y hacia la izquierda, una y otra vez, sintiendo el lugar, sintiendo el grupo, sintiendo la energía de la unidad y del amor.
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Y la visita terminó, pero el influjo no acaba. La fuerza del lugar quedó impregnada en nosotros. Lo hemos llevado cada uno a nuestros lugares de procedencia, por diversos puntos del país. La experiencia marca, queda grabada a fuego en el alma y perdura. No se puede olvidar. Nos acompaña en nuestro quehacer diario. Y desde luego ese quehacer, esa tarea cotidiana ya no es igual. Todo cambia, cuando algo “nos cambia” y nos toca tan íntimamente.
Pero eso no es todo. Desde luego nosotros hemos regresado de algún modo transformados de la experiencia. Pero después de la vivencia se trata de colaborar en multiplicar de algún modo ese efecto allí donde estemos y donde vayamos. El objetivo es ayudar a extender la poderosa influencia del centro de armonización y la red de antenas de la que forma parte al mayor número de puntos del planeta. Conseguimos más de 200 Antenas de Armonización para sembrarlas en lugares emblemáticos, estratégicos, de especial energía. Al sembrarlas contribuimos a reforzar la red planetaria que tan afectada se encuentra por el desorden que muchas veces genera el ser humano.
Y por supuesto, llevamos con nosotros la mejor de las antenas: nuestro corazón, cuya mejor extensión son las manos. Esa antena que no se puede perder, ni mover, ni apagar. Y es que el objetivo de VíaManos no es otro que servir, amar, fomentar el bienestar de las personas allí donde se pueda aportar algo que permita lograr UN MUNDO MEJOR.
Mª Antonia Ribas Boned
Voluntaria de la Asociación VíaManos
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