Mantener los lugares donde vivimos y trabajamos libres de radiaciones y contaminación electromagnética es clave para nuestro bienestar.
Un enfoque integral de la salud obliga a tener en cuenta al ser humano en su conjunto… sin excluir su entorno. Existen sobradas evidencias de que las radiaciones y campos electromagnéticos que emiten diferentes aparatos y electrodomésticos de uso cotidiano, presentes en casi todos los hogares y oficinas, tienen una influencia notable sobre nuestro bienestar.
Pueden interferir en nuestro descanso, provocar dolores de cabeza, impedir la correcta recuperación de una dolencia e incluso ocasionar trastornos graves de salud a las personas más vulnerables.
Con el objetivo de profundizar en estas investigaciones y darlas a conocer ha nacido la Fundación para la Salud Geoambiental. “Nuestro lema, ‘un ser vivo, un entorno sano’, resume perfectamente nuestra razón de ser. Nuestro objetivo es que ninguna persona enferme por vivir y trabajar en un espacio con radiaciones naturales o artificiales”, explica Ezequiel Cabado, director de la Fundación. En los últimos años, prácticamente todos los hogares y oficinas se han llenado de aparatos y electrodomésticos que, aunque nos hacen la vida más fácil, son un potente foco de emisión de radiaciones, muchos de ellos desconocidos para la población general.
Hablamos de elementos tan cotidianos como el teléfono inalámbrico DECT, el router wifi, los teléfonos móviles que tan asiduamente usamos… “La solución no pasa por prescindir de la tecnología, sino por conocerla bien, utilizarla de forma racional y aplicar el principio de precaución que dicta la lógica cuando tenemos tantas y tantas evidencias de que todo esto puede tener efectos directos en nuestra salud”, explica Cabado.
Radiaciones naturales
A las radiaciones artificiales se unen las naturales, procedentes de variaciones en el campo magnético de la superficie terrestre por corrientes de agua subterráneas, fallas y otros accidentes geofísicos en el subsuelo, así como por la actividad de las redes magnéticas naturales.
Es especialmente importante conocer estas alteraciones y detectarlas, para así poder evitar el situar sobre ellas los lugares donde más horas permanecemos cada día, como nuestra cama o la mesa donde trabajamos. “Las variaciones que estas alteraciones geofísicas provocan en el campo magnético del lugar donde vivimos son fácilmente medibles con un geomagnetómetro y nos ayudan a determinar qué zonas de nuestra vivienda u oficina son más apropiadas para establecer los lugares de alta permanencia, es decir, las zonas donde estamos más expuestos y donde los efectos acumulativos de las radiaciones son mayores”, detalla Cabado.
Mesillas libres de radiaciones
Los lugares donde pasamos más tiempo son los que deben estar especialmente libres de contaminación geoambiental. En este sentido, la Fundación para la Salud Geoambiental recomienda no tener aparatos con transformadores cerca de la cabecera de la cama, como puede ser el caso de un radiodespertador o de la lamparita de sobremesa. Además insta a dejar la base del teléfono inalámbrico fuera del dormitorio y a no cargar los móviles en la mesilla de noche. En cuanto a las radiaciones naturales, el director de la Fundación para la Salud Geoambiental explica que la única manera de evitarlas es detectándolas con un análisis especializado y colocando las zonas de mayor permanencia en puntos que no estén afectados.
“En nuestro día a día hemos encontrado multitud de personas afectadas por tener en el dormitorio un aparato que emitía un campo electromagnético muy alto o por tener la cama en una zona geopatógena. Algunos han sufrido problemas de salud leves como un mal descanso, simples molestias intestinales o dolor de articulaciones, pero otros han llegado a desarrollar tumores o leucemias.
No son pocas las consultas que nos llegan a la Fundación con este tipo de problemas graves. Puede pensarse que esto es simple coincidencia. Nosotros, ante la duda y puesto que se nos acumulan los casos reales, apostamos por el principio de precaución”, sostiene.
“No tiene sentido que llevemos un estilo de vida lo más saludable posible para mantener nuestro bienestar y sin embargo descuidemos el entorno en el que pasamos tantas horas”, añade. El director de la Fundación para la Salud Geoambiental lamenta que estas cuestiones sean poco conocidas por la población general. “Precisamente la difusión de estos riesgos es uno de nuestro objetivos principales. Pretendemos que las personas vivan más y mejor”, concluye.
Fuente: revista Vivo Sano